El otro día, en una de las actividades a las que acude mi hija, una de sus amigas lloraba amargamente. Al parecer, según su padre, “se había portado mal” y como consecuencia de ello, se había quedado sin su regalo de cumpleaños. No se lo darían aquel día, en el que se celebraba su nacimiento, ni el fin de semana siguiente. Según contó su padre, se lo entregarían cuando él y la madre juzgaran que había aprendido la lección.
¿Qué había hecho la niña? Jugar ruidosamente con otros amigos en la clase anterior.
En mi opinión, algo normal en las niñas y niños y, de hecho, aún más siendo el día de su cumpleaños.
A la semana siguiente, la niña seguía triste, no había olvidado la impotencia de la pérdida de la ilusión que había supuesto ser castigada y de forma tan arbitraria el día de su cumpleaños.
Muchos padres, muchas madres, cuando castigan o premian a sus hijos están completamente convencidos de que premios y castigos suponen una herramienta adecuada para la crianza o educación de los niños.
Ellos piensan que así lo hicieron con ellos y no han salido tan mal, o que gracias a los premios y castigos, sus hijos aprenden a ser educados, a no hacer ruido cuando no conviene, a ser respetuosos, a obedecer cuando se debe, a estarse quietos, a no pelearse, a no insultar, gritar, y etc.
Sin embargo, tanto premios como castigos son engañosos y no suponen un recurso educativo ni de crianza ni respetuosos, ni apropiados.
¿Cómo vamos a enseñar/mostrar respeto si ni los premios, ni los castigos son respetuosos?
¿Cómo vamos a aprender a dialogar, si nos imponen un castigo, si nos manipulan con un premio?
Tanto los castigos, como los premios son coacciones, son sinónimo de sumisión, de obediencia, de miedo, de manipulación, de injusticia y de arbitrariedad.
Si castigamos a nuestros hijos, si les premiamos, perdemos su confianza, les enseñamos a someterse por miedo, a manipular para lograr todo lo que deseen, a imponer en vez de consensuar, a ser injustos en vez de respetuosos.
Podemos criar y educar a nuestras hijas e hijas utilizando herramientas adecuadas, empáticas, justas.
Te las voy a enseñar en mi taller on-line “Criar sin Premios ni Castigos”, el próximo 24 de Noviembre.
Cientos de familias ya se han beneficiado de mi ayuda y han dejado de utilizar los premios y castigos con sus hij@s.
Puedes anotarte en esta página.
Ramón Soler